Mi sueño siempre fue tu pesadillay nuestro hogar un valle de desdicha.
Ya me canse de ser siempre el espanto
que carga con la culpa de tu llanto.
La vida que llevamos ya no es vida,
pero el olvido nunca se te olvida.
Aunque al final siempre la muerte nos espera,
voy cortando camino a mi manera.
Borro con excesos el pasado,
sumo de caricias al contado.
Es lo conveniente a vivir preso
bajo la condena de los besos.
Ojala nunca te falte nada
cuando no te escuche ni la almohada.
Si no hay besos al menos que allá vasos
pero lejos de las huellas de mis pasos.
No te marchites que esto no termina
buscate a otro en cualquier esquina,
que te ofrezca lo que yo nunca te di
y que te robe lo que yo por vos perdí.
Por vos perdí...
